(English NCI) (English IAC site) Las neurociencias vinieron para quedarse en el mundo del coaching. Esto lo llamamos Neurocoaching. Es la ciencia acercándose al lado humano de la vida. O es al revés?  El coaching en el mundo de las neurociencias fue mi camino para entrar a esta forma de pensar. Soy psicofisiólogo clínico y conferenciante inspiracional y siempre trabajé en tres áreas. Unidades de Cuidados Intensivos, ayudando a pacientes con estrés agudo y a sus familias. En neurocirugía, monitoreando pacientes a los cuales se les estaba practicando una craneotomía despierta (sí, estaban despiertos durante la cirugía).

La tercera área es acompañando en coaching y entrenamiento a ejecutivos para que se conviertan en personas más productivas y libres de estrés. He invertido la mayor parte de mi vida en busca de la excelencia y de la felicidad. También intentando ayudar a otros a que se conviertan en la mejor versión de sí mismos. Suena como demasiado, ¿verdad?. No lo es en mi opinión. Pienso que es alcanzable. Enseñar a otros y hacer coaching me servía para calmarme un poco. Me ofrecía como un oasis en medio del estrés y exigencias del trabajo clínico. Al mismo tiempo me recompensaba dando más significado a mi vida. Una de las palabras clave era “esperanza razonable”. De alguna manera yo sentía que estaba contribuyendo y eso iba más allá de mi intervención de tipo técnico.

Yo no me entrené como coach para cambiar el mundo. Decidí hacerme coach pues algunos clientes me pedían que les hiciera presentaciones sobre el tema. Lo correcto fue encontrar un buen entrenamiento. Me hice coach en Coachville, un excelente programa de dos años. Lo que yo no sabía era que el coaching iba a cambiar mi forma de ver y tratar a mis pacientes, para siempre. Ellos empezaron a cumplir con las instrucciones que les daba. Así es, la falta de cumplimiento de las instrucciones  o falta de adhesión a los tratamientos (compliance), es algo muy serio para los profesionales de la salud. Las competencias recién adquiridas con el coaching fueron muy importantes en cada conversación. Me refiero a saber escuchar activamente, también a hacer preguntas en lugar de decirles o mostrarles lo que deberían hacer. Aprendí a sondear y a apoyarme en el sentido de propósito de mis pacientes. Esto hizo una gran diferencia en los desenlaces clínicos. Ellos empezaron a hacerse cargo de sus procesos personales y de alguna manera parecían tener más esperanza y hasta fe.

Siempre he pensado que el coaching por sí mismo es suficiente como disciplina para lograr cambio personal. Sé que ayuda a las personas a alcanzar resultados grandiosos y deseables en sus vidas. Pero si tienes un entendimiento básico del funcionamiento del cerebro, tienes una ventaja. Es por esto que siempre he propuesto la enseñanza de las neurociencias aplicadas a diferentes campos. Particularmente al coaching.

Me refiero a las bases de las neurociencias tal como se aplican al comportamiento humano. En términos simples, haciéndolas comprensibles, prácticas y fascinantes. Es como cuando entendemos este principio de las neurociencias: neuronas que se encienden juntas, terminan conectadas (Hebb). Esto nos da las bases de la formación de hábitos, como cuando alguien está acostumbrado a esperar lo mejor. Algunas personas tienden a esperar lo peor. Ese es un mal hábito. Se dan por vencidos antes de enfrentar la situación. Yo pienso que de alguna manera los coaches somos guardianes de la esperanza y deberíamos mirar el lado positivo de las cosas. Las instituciones se desmoronan, el terrorismo ruge y es tan fácil caer presa del cinismo. Si nos permitimos esto, ¿quién va a estar ahí (si las cosas se desbaratan) para ayudar a recoger los pedazos y empezar de nuevo? ¿Quién va a inspirar a otros y mostrar caminos? ¿Los pesimistas y los cínicos? No lo creo.

Si le sumamos las neuronas espejo a la ecuación, las cosas se ponen aún más interesantes. Las neuronas espejo son aquellas células involucradas en la imitación o emulación de las acciones de otros. Esto es verdad. ¡Desde cuando nacemos imitamos, emulamos las acciones y reflejamos las emociones de otros! Esto significa que por el simple hecho de existir, servimos de modelos de vida a otras personas. El pesimismo es contagioso, pero el entusiasmo lo es también. ¡Podemos hacer la diferencia con el solo hecho de estar ahí! Si esto es así, ¿qué diferencia queremos hacer en el mundo tú y yo?

Siempre he estado fascinado con la ciencia. Ahora más que nunca, en una época en que se aplica a la experiencia humana, por el bien de todos. Demos la bienvenida a las neurociencias y mantengámoslas limpias. Vamos a enseñarlas de las maneras más adecuadas y compartamos esta disciplina con todos. Aunque soy un hombre práctico, creo que podemos cambiar el mundo.

Las neurociencias han venido para quedarse, también en el coaching. Es lo que llamamos Neurocoaching. Es la ciencia viniendo al lado humano de la vida. Esto también nos trae esperanza. 

Luis Gaviria

Acerca del autor Luis Gaviria:

Luis Gaviria es un entrenador y conferenciante inspiracional muy solicitado. Tiene pasión por las neurociencias y el desarrollo del potencial humano. Es Coach Profesional Certificado y trabaja con doctores y ejecutivos. Ahora retirado de su práctica clínica, es el Director del Neuroscience & Coaching Institute, donde también enseña neurociencias aplicadas al coaching y al liderazgo. Luis Gaviria es miembro de la Junta Directiva (Board of Governors) de la International Association of Coaching, IAC. Vive en Dallas, Texas, con su esposa (el amor de su niñez), Beatriz Elena Caro.